Convertirse en autónomo no es tarea fácil; a parte de la conciliación laboral y familiar o la intensa búsqueda hueco en el mercado, está el pago de impuestos desorbitados, la falta de ayudas o las trabas burocráticas.
Desde la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en Asturias, la evolución de la afiliación desde septiembre del año pasado al mismo mes de este año ha sido negativa. Los datos muestran que la región ha pasado de 72.625 afiliados a 71.773. Es decir, se han perdido 852 afiliados en doce meses, un 1,2%, a razón de 2,3 autónomos menos al día. Esto contrasta con la situación a nivel nacional ya que, en este caos, las estadísticas muestran un saldo positivo durante el mismo período de tiempo.
Según los datos del ATA, los sectores de actividad con más afiliados en Asturias son, por este orden, el Comercio (21,5%); la hostelería (12,6%); la construcción (11,6%); la agricultura (11%) y las actividades profesionales, científicas y técnicas (8,1%).
Patricia Oreña, presidenta de ATA Asturias, cree que el problema reside en que «no hay políticas de fomento de emprendimiento y trabajo autónomo» y, además, la «demanda no acaba de repuntar». A esto se suma el repunte de la electricidad, precios en general e impuestos y el «aumento de cotizaciones y la dificultad de acceso a la financiación». Además, Patricia considera que existe un grave «problema histórico en Asturias con la burocracia» lo que termina en una aparente «falta de dinamismo estructural de la economía asturiana».